Laura Pérez es una ilustradora y artista de cómics española cuyo trabajo ha aparecido en The Washington Post, National Geographic y Vanity Fair, entre otros. Ha creado varias novelas gráficas galardonadas. En 2022, fue nominada a un premio Emmy por su trabajo en el diseño de los títulos de la serie de televisión Only Murders in the Building con Elastic.
Evaristo Sánchez, fundador de Flexión Producciones, ha trabajado en Brasil y España en proyectos teatrales y culturales.
Desde 2018, asume la programación y gestión del Teatro Infanta Isabel de Madrid y en 2024, estrena «Camino Largo de Vuelta a Casa» en coproducción con el Teatro Español y «Cassandra o el Elogio del Fracaso» que forma parte del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.
En 2025, organizará el 1er Torneo de Dramaturgia en Murcia.
— 85
A veces es imposible entenderte con quien más quieres; amor, odio, incomunicación y soledad se mezclan en eso que se llama FAMILIA. Compasiva y compulsiva, la que no has elegido. Morirías por ella si no acaba contigo antes. Nadie te conoce como tu familia, y en ningún sitio se está más seguro y vulnerable a la vez. Demasiadas veces los lazos de parentesco son realmente nudos corredizos; ¿es posible romper la dinámica? ¿Abrirte a tus seres queridos? ¿Ver en la mano extendida un gesto de amor y no la bofetada que viene?
En esta obra, Filomena, Begoña y Luisa van a buscar ese lugar en el que poder ser y para ello van a tener que comunicarse, encontrarse, romper los muros que la estructura familiar les ha impuesto; entre nuestras tres heroínas, secretos saldrán a la luz, viejas heridas sangrarán de nuevo y disparos resonarán a través de las décadas hiriendo al presente en una comedia negra sentidiña en la que puede que la luz al final del túnel no sea un tren, sino un lugar que se sienta como propio. El Camino largo de vuelta a casa puede terminar en un Hogar de verdad, donde hallar la paz.
«No se puede gustar a todo el mundo»
— Amparo Pamplona
«La gente que no se deja ayudar te está agrediendo»
— Belén Ponce de León
«Hasta para llorar me tengo que ir a un cuarto que es prestado»
— Helena Ezquerro
Las protagonistas de Camino largo de vuelta a casa son tres generaciones de mujeres obligadas a vivir bajo el mismo techo: Filomena, que ya ha pasado los noventa (esa generación “difícil de matar” que vivió nuestra terrible postguerra) pasa su vida sin ningún aliciente, deseando que el Señor se la lleve de una vez, y consagra su tiempo al chismorreo y la telenovela exótica; su hija Begoña trabaja intentando convencer a suicidas potenciales de que elijan la vida sin sentirse especialmente bien ella misma, perdida en un momento vital entre montaña rusa y Titanic; y sin poder entenderse con su hija Luisa, varada en el hogar materno debido a “la coyuntura del coño” de la economía y que está pasando la crisis del final de la veintena, cuando las opciones para tener la vida con la que soñabas empiezan a reducirse y ni siquiera tienes a un gato panza arriba para rascar.
La relación entre las tres es difícil, viven juntas pero no tienen un hogar, y es que en Camino largo de vuelta a casa se entiende “casa” como acepción de “hogar”, con H tamaño 18 Times New Roman; ese lugar donde supuestamente eres tú mismo y te sientes a salvo de todo, nada puede hacerte daño. Estar lejos del Hogar es oscuridad, ansiedad y empanada vital; es el anhelo que no se va ni con dinero ni con cuerpos. El Hogar es el lugar donde está el corazón y a veces se tarda toda una vida en llegar a él. Quien lo tuvo, lo sabe. Quien lo perdió, toma ansiolíticos y colecciona figuritas de porcelana.